Los sistemas eléctricos y sus componentes requieren mantenimiento preventivo y predictivo debido a su naturaleza de funcionamiento. Este mantenimiento debe realizarse al menos dos veces al año para prevenir problemas causados por factores como el polvo, la humedad y el monóxido de carbono, que pueden afectar silenciosamente los sistemas eléctricos y electrónicos.

Los conductores, terminales y empalmes necesitan ajustes y limpieza periódica debido a que la circulación de corriente eléctrica a través de estos elementos genera movimientos y desgaste en sus puntos de conexión. Además, es crucial realizar el torque y reajuste de los terminales, bornes y conectores en todo el sistema, especialmente en los totalizadores y breakers, para evitar problemas mayores.

Los daños en el aislamiento son un proceso gradual y silencioso que puede manifestarse cuando los materiales sufren daños graves, lo que puede resultar en accidentes peligrosos y costosos en las instalaciones eléctricas. Los fallos en el aislamiento pueden activar las protecciones y provocar cortes de servicio eléctrico no deseados, e incluso conatos de incendio si no se previenen a tiempo.

Un mantenimiento adecuado evita el colapso de las redes, mejora la calidad del servicio eléctrico y prolonga la vida útil de los componentes, lo que se traduce en ahorros significativos a largo plazo.